¿Quieres un blog así?Cuenta con nosotros
El sector energético se enfrenta a una latente crisis de Storytelling.
En pleno pico de coste KW/H en España, empieza a ser extremadamente complicado venderle al usuario el branding que el sector se ha propuesto. Esta situación de crisis, está poniendo de manifiesto una realidad irrefutable. Hay un tremendo GAP emocional entre la percepción que tiene el consumidor de energía con el relato que el propio sector eléctrico no cesa en su intención de vender. En el que insiste de manera plástica en posicionarse a sí mismo como un sector sostenible, con visión ecológica y centrada en los intereses más humanos de los usuarios.
No siempre fue así. Este sector venía cabalgando la inercia de la Transformación a una velocidad vertiginosa y verdaderamente sostenible. Tenía cierta credibilidad. Antes incluso de la aceleración comandada por la pandemia, en el seno de la industria energética existía una inercia muy clara de aumento exponencial de inversión en las ya conocidas energías renovables y que los usuarios estaban empezando a palpar con sus propias manos.
Desde entonces, este sector, había conseguido encumbrar un discurso en ese supuesto “apetito” por una transición energética holística y humana, enfocada en la sostenibilidad y en el disminuir del consumo de energía. Textos que plagaban las misiones de todos los operadores energéticos del mercado pero que ahora parecen haberse quedado en la oscuridad.
UNA PANDEMIA DESAPROVECHADA.
El sector energético ahora dice que la pandemia ha hecho acelerarle este “supuesto interés” por el planeta, la ciudadanía y las sociedades. Que si algo demostró la respuesta de la sociedad a este momento de crisis, es que la energía tiene el potencial adecuado para ser una de las principales palancas de recuperación económica, y que esto no solo trae soluciones si no que conlleva además muchas nuevas oportunidades de crecimiento económico sostenible.
De esta manera, el Covid-19 se presentó así ante el sector energético, más que como un “pain”, como un verdadero potencial para acelerar verdaderamente lo verde y la energía sostenible.
Es posible que esta situación sea real. Pero si tomamos en cuenta la relación de este relato con la percepción tangible de la situación, las cosas no parecen jugar mucho a su favor. Estamos ante algo que le podría haber servido al sector como un impulsor del cambio real. Para poder construir un relato creíble. Sin embargo, el sector energético lo desaprovechó.
SOSTENIBILIDAD EN AGUAS DE BORRAJAS
La pandemia nos ha llevado a ver qué tan vulnerables somos los consumidores. La situación con la que hemos tenido que lidiar las personas en este último año como consumidores nos ha hecho más receptivos a la aceptación, e incluso nos ha hecho demandantes activos de una inversión gubernamental real en materia de sostenibilidad.
En el caso de la energía en concreto, la sostenibilidad ya no es una imposición que nadie quiere aceptar. La aceptación se ha acelerado por la necesidad del cambio y por el bien de la sociedad, de tal manera que la sostenibilidad se ha transformado en un deseo para los consumidores.
Le hemos dejado en bandeja al sector energético una clara oportunidad de construir un relato veraz y creíble, pero no lo han sabido (o querido) ver.
Las compañías del sector energético, en los próximos años tendrán cada vez más inversión en el desarrollo de activos industriales que ayuden a consumir menos y mejor energía. Pero el principal reto para su Storytelling será el de transformarlo en un discurso tangible para el usuario final.
ENTENDER QUE LA ADOPCIÓN GANA A LA PROHIBICIÓN
En España tenemos una ley de energía y clima reciente que marca una ruta de inversiones en nuevas energías sostenibles y entre otras muchas innovaciones, la penetración de vehículos eléctricos. Este plan marca al sector energético una senda bastante clara. Estamos ante una oportunidad para una cadena de valor nacional para nuevos promotores y productores de activos. Un mundo de nuevas subastas, tanto para la iniciativa privada, administración pública oportunidades para todos en general.
Lo que se puede ver en la apreciación de los líderes del sector energético, es que está claro que las leyes con necesarias, pero es necesario mover el paradigma de manera más holístico y humano. En el campo de la movilidad, por ejemplificar esto de manera clara, las sociedades caminamos a una idea de “transición no obligada” por los gobiernos si no adoptada por los usuarios. Lo que estamos viendo es que en todos los aspectos de la actualidad post pandemia, se consigue en el consumidor más resultados “con miel que con hiel”. Es por tanto que la evolución del sector energético en los próximos años, probablemente ya no sea cuestión de prohibir los motores de combustión.
La verdadera evolución del sector energético partirá desde un driver de verdadera concienciación social que unido a la evolución tecnológica, hará que la ausencia de sostenibilidad que nos quede en materia de movilidad, caiga por su propio peso. En los próximos años, nos enfrentaremos a una realidad donde toda la evolución tecnológica hará que el usuario adopte lo más positivo para los ecosistemas y el medio ambiente sin necesidad de prohibiciones. Ahora más que nunca, es momento de que los gobiernos del mundo se unan a dar herramientas para esta adopción.
LA TECNOLOGÍA EXPONENCIAL EN EL SECTOR ENERGÉTICO
La recuperación de la economía que está por acontecer en los próximos meses, está claro que será verde, cohesionada, inclusiva y digital. Todas las herramientas exponenciales como el Big Data, el análisis predictivo de los datos que provee el Machine Learning, la liberación de la información que proporciona Blockchain y un largo etcétera, se transformarán ya en herramientas a las que las compañías del sector energético no pueden renunciar.
El sector de la energía es uno de los que mejor ha comprendido esta realidad, y sabe que…
…aquel que no está digitalizado de manera inteligente, quien no ha hecho un cambio real de cultura digital, automáticamente está atrasado con respecto a la competencia.
En este sentido, las compañías ya están acometiendo todos los procesos necesarios para integrar la digitalización en el paradigma de sus organizaciones.
GESTIÓN MASIVA DE DATOS CON ENFOQUE CUSTOMER CENTRIC
De esta manera vemos como el sector camina de manera veloz hacia una verdadera gestión masiva de datos y un largo etcétera de evoluciones digitales que hasta ahora parecían impensables. En el sector ya han comprendido la realidad de la situación, que…
… cada época tiene sus herramientas, y que las de la nuestra son la “gestión masiva del dato” y el “cliente en el centro” de todas las decisiones de negocio.
Porque es el usuario quien sigue estando en el centro del sector energético. Los cambios son para el usuario porque vienen del usuario. Da igual si es su casa de verano, su hotel o una fábrica de acero de la que es socio capitalista. En temas de transición energética todo empieza y termina en el usuario. Él es quien decide como cambia su hábito de consumo casi a diario. Sin el usuario que propone cambios disruptivos, y sin ser quien elige entre el mercado su proveedor de energía, no habría estímulo real para la evolución que estamos viviendo.
En definitiva, lo que está claro es que quien sepa adaptarse a la tecnología y adquirir la cultura necesaria para implementarla en sus negocios tendrá una verdadera ventaja competitiva.
EL HORIZONTE DE LA ENERGÍA
No es necesario aclarar lo que la energía eléctrica ha supuesto para las personas desde la primera transformación industrial hace ya más de un siglo. Esta industria se ha convertido en uno de los pilares de la vida digna de las personas y uno de los activos más preciados en la esencialidad de las sociedades. Ante esta potente entidad conceptual que tiene el sector energético para todos los miembros de una sociedad, su evolución es quizás de las que más irá de la mano con la evolución propia de la conciencia de las personas.
Las guerras abiertas contra el cambio climático, los procesos de descarbonización de la economía y el paradigma de lo social y la integración de las personas, dejará de ser mera RSC de los operadores energéticos para pasar a ser un “must” transversal de todos ellos.
El sector energético ya no tiene en su misión la de ofrecer energía a los hogares. Al menos ya no la tiene como meta principal. El sector energético camina hacia un paradigma de facilitador de aprovechamiento eficiente de los recursos naturales. Es quien pone a disposición del consumidor algo que no es suyo, si no de todos. Es quien acerca las fuerzas de la naturaleza hasta los hogares a la vez que vela por su sostenibilidad en el tiempo y el espacio.
El sector energético camina a ser el gran hermano del modelo socioeconómico de las naciones. La racionalización del uso de la energía tendrá que partir del ejemplo de gestión de la misma, demostrando eficiencia en su aprovechamiento y maximizando en la red eléctrica toda aquella energía que proceda de fuentes renovables y sostenibles. Un sector que tendrá que golpear fuerte sobre la mesa de otros sectores como el de la vivienda, exigiendo inteligencia en el diseño de edificios e infraestructuras. Un sector que tendrá que señalar con el dedo al sector del transporte, exigiendo procesos industriales productivos y eficientes.
La energía camina hacia un horizonte estructural nuevo, en el que se incorporará de manera estricta a la digitalización que acontece al mundo que vivimos. Un horizonte de sistemas digitales que controlan los flujos de energía y las subestaciones de energía eléctrica.
Un horizonte donde la distribución esté contemplada bajo contadores inteligentes, de consumo por uso mediante aplicaciones móviles y con el consumidor como centro de todas las decisiones que acontezcan al negocio.
Estos cambios están afectando notablemente a la estructura de la producción de energía eléctrica, incorporando de forma masiva equipamiento digital a un mundo que hace años era básicamente analógico; al transporte de electricidad, donde aparecen sistemas digitales para gestionar flujos de energía y subestaciones de energía eléctrica; a la distribución, con la generalización de los contadores inteligentes; a la comercialización mediante el desarrollo de plataformas comerciales en internet y aplicaciones móviles y, sobre todo al comportamiento de los consumidores.
El sector energético camina a grandes pasos a su propia transformación, una que está basada en el desarrollo de capacidades reales de aprovechamiento de energía renovable basado en la analítica de datos que ofrece el consumo de las personas. Un aumento progresivo del protagonismo de quien es consumidor final de la energía, optimizando la gestión de los activos energéticos y sobre todo, sus procesos operativos más relevantes.